sábado, 9 de junio de 2018

Los primos
















9 de junio, día del Primo
Mis primos César, Antonio y Teresita Diaco vivían enfrente de mi casa; con César y Antonio hemos jugado muchos partidos en la Balcarce, en la calle primero de tierra y después asfaltada. Recuerdo sus cumpleaños en su casa, con el clásico chocolate que a mí no me gustaba, por lo que me hacían mate cocido y con eso era una fiesta compartir sus festejos. Antonio es el único de la familia que llama por mi segundo nombre: Jordán. César recuerda siempre cuando escuchábamos a José Feliciano cantando La Copa Rota. Gran contador de anécdotas mi primo César, siempre recuerdo cuando me contaba su viaje en bicicleta para ir a trabajar muy temprano a la mañana y lo corrían los perros.
Juan Ángel, Daniel, Susana y Francisco Mena son mis primos que vivían en la otra cuadra de mi casa, a la par de Don Ruperto Carrizo; allí yo iba a jugar con ellos. Tenían un patio muy grande a la entrada de la casa, ahí hemos pasado lindas siestas y varios carnavales felices. Juan Ángel ya no está con nosotros en esta vida; él compró la casa de mi mamá y vivió allí, yo lo visité y así volví a estar donde yo vivía después de mucho tiempo. Apaya, Daniel, ha sido un gran deportista, muy buen jugador de básquet en Juventud y de fútbol de Mitre, araca. Gracias a él he visto emocionantes partidos de básquet y así me acerqué a ese deporte tan lindo. Recuerdo cuando bailé el vals de los 15 con mi prima Susana, hoy gran artista de la pintura. Con Francisco jugábamos en el fondo de mi casa y nos pateábamos penales.
Miguel Ángel, María Cristina y Alberto Diaco son mis primos de la calle Laprida. Ellos tenían una casa con un fondo inmenso con muchos ciruelos y naranjos que recorríamos degustando esas frutas tan ricas. Con Miguel Ángel me encontré una vez en la puerta del mercado en la calle San Martín, fue en una de las veces que yo volví a visitar Tafí, y me invitó a almorzar en su casa; a Cristina la vi en su casa junto a su familia y recuerdo una vez que fuimos a cenar en lo de Cirilo cuando estaba en Juventud. Con Alberto tuvimos la intrépida aventura de ir en moto hasta San Pedro de Colalao a comer humitas.
Estelita y Anita Soto son mis primas de la calle Perú, casi esquina Reconquista. A ellas siempre recuerdo cuando venían a mi casa y jugaban en la vereda; los varones jugábamos a la pelota y ellas nos miraban. Estelita se ha ido al cielo hace poco, ha vivido un tiempo con nosotros aquí en Buenos Aires. Con Anita y su familia hemos compartido la playa en Mardel; siempre la admiré por su vocación de maestra y por la noble tarea que realiza desde la educación.
Julia Margarita y María Felipa Lescano son mis primas que vivían en la calle Rivadavia, en la casa del abuelo Julio. Desde muy chicas han venido a vivir en Buenos Aires; cuando yo vine a vivir aquí ellas me han ayudado mucho y estuvieron siempre cerca de mí por lo que necesitara. Desde el primer día, ellas junto a sus familias acompañaron a nuestra familia en la nueva etapa que emprendíamos.
Noelia y Arístides Diaco, Horacio Diaco, Nélida Rosa Cativa y María Elena Lescano son mis primos de Buenos Aires. A pesar de la distancia, nos conocimos desde la infancia porque yo venía a Buenos Aires desde chico y también ellos iban a Tafí. Horacio jugaba muy bien a la pelota, se pasaba largos veranos en Tafí; recuerdo una vez que jugábamos en la canchita que está enfrente a la escuela 46 y hacía mucho calor, había mosquitos y nosotros, los locales, nos poníamos ramitos de ruda en la oreja para que no se acercaran los mosquitos, y Horacio no se quería poner. Nélida Rosa y María Elena vinieron mucho a mi casa en Tafí. María Elena vino una vez a Tucumán justo cuando estaba por dar un recital Manal en la ciudad y me enseñó a teñir con anilina una remera, a la que previamente le habíamos hecho unos nudos para que el teñido saliera con ciertos efectos.  Noelia y Horacio son mis primos más chicos, hemos compartido lindos momentos aquí en Buenos Aires, como el casamiento de Noelia, el tiempo que ella trabajó conmigo, el bautismo de su hijo; con Arístides nos une la pasión por el fútbol, también ha estado en mi oficina trabajando y recuerdo siempre sus anécdotas para reírnos un poco.
En este somero relato quiero saludar a mis primos hermanos en este día. A todos los quiero mucho y los recuerdo siempre; si bien no estamos juntos o cerca, como en las felices épocas de la infancia o adolescencia, les quiero decir que los tengo y tendré presente en mis más preciadas reminiscencias que, eternamente, nos han unido.


Julio San Martín
CABA, 09/6/2018