9 de junio, día del Primo
Mis primos César, Antonio y Teresita Diaco
vivían enfrente de mi casa; con César y Antonio hemos jugado muchos partidos en
la Balcarce, en la calle primero de tierra y después asfaltada. Recuerdo sus
cumpleaños en su casa, con el clásico chocolate que a mí no me gustaba, por lo
que me hacían mate cocido y con eso era una fiesta compartir sus festejos.
Antonio es el único de la familia que llama por mi segundo nombre: Jordán.
César recuerda siempre cuando escuchábamos a José Feliciano cantando La Copa
Rota. Gran contador de anécdotas mi primo César, siempre recuerdo cuando me
contaba su viaje en bicicleta para ir a trabajar muy temprano a la mañana y lo
corrían los perros.
Juan Ángel, Daniel, Susana y Francisco Mena son
mis primos que vivían en la otra cuadra de mi casa, a la par de Don Ruperto Carrizo;
allí yo iba a jugar con ellos. Tenían un patio muy grande a la entrada de la
casa, ahí hemos pasado lindas siestas y varios carnavales felices. Juan Ángel
ya no está con nosotros en esta vida; él compró la casa de mi mamá y vivió allí,
yo lo visité y así volví a estar donde yo vivía después de mucho tiempo. Apaya,
Daniel, ha sido un gran deportista, muy buen jugador de básquet en Juventud y
de fútbol de Mitre, araca. Gracias a él he visto emocionantes partidos de básquet
y así me acerqué a ese deporte tan lindo. Recuerdo cuando bailé el vals de los
15 con mi prima Susana, hoy gran artista de la pintura. Con Francisco jugábamos
en el fondo de mi casa y nos pateábamos penales.
Miguel Ángel, María Cristina y Alberto Diaco
son mis primos de la calle Laprida. Ellos tenían una casa con un fondo inmenso
con muchos ciruelos y naranjos que recorríamos degustando esas frutas tan
ricas. Con Miguel Ángel me encontré una vez en la puerta del mercado en la
calle San Martín, fue en una de las veces que yo volví a visitar Tafí, y me
invitó a almorzar en su casa; a Cristina la vi en su casa junto a su familia y
recuerdo una vez que fuimos a cenar en lo de Cirilo cuando estaba en Juventud. Con
Alberto tuvimos la intrépida aventura de ir en moto hasta San Pedro de Colalao
a comer humitas.
Estelita y Anita Soto son mis primas de la
calle Perú, casi esquina Reconquista. A ellas siempre recuerdo cuando venían a
mi casa y jugaban en la vereda; los varones jugábamos a la pelota y ellas nos
miraban. Estelita se ha ido al cielo hace poco, ha vivido un tiempo con nosotros
aquí en Buenos Aires. Con Anita y su familia hemos compartido la playa en
Mardel; siempre la admiré por su vocación de maestra y por la noble tarea que
realiza desde la educación.
Julia Margarita y María Felipa Lescano son mis primas
que vivían en la calle Rivadavia, en la casa del abuelo Julio. Desde muy chicas
han venido a vivir en Buenos Aires; cuando yo vine a vivir aquí ellas me han
ayudado mucho y estuvieron siempre cerca de mí por lo que necesitara. Desde el
primer día, ellas junto a sus familias acompañaron a nuestra familia en la
nueva etapa que emprendíamos.
Noelia y Arístides Diaco, Horacio Diaco, Nélida
Rosa Cativa y María Elena Lescano son mis primos de Buenos Aires. A pesar de la
distancia, nos conocimos desde la infancia porque yo venía a Buenos Aires desde
chico y también ellos iban a Tafí. Horacio jugaba muy bien a la pelota, se
pasaba largos veranos en Tafí; recuerdo una vez que jugábamos en la canchita
que está enfrente a la escuela 46 y hacía mucho calor, había mosquitos y
nosotros, los locales, nos poníamos ramitos de ruda en la oreja para que no se
acercaran los mosquitos, y Horacio no se quería poner. Nélida Rosa y María Elena
vinieron mucho a mi casa en Tafí. María Elena vino una vez a Tucumán justo
cuando estaba por dar un recital Manal en la ciudad y me enseñó a teñir con
anilina una remera, a la que previamente le habíamos hecho unos nudos para que
el teñido saliera con ciertos efectos. Noelia
y Horacio son mis primos más chicos, hemos compartido lindos momentos aquí en
Buenos Aires, como el casamiento de Noelia, el tiempo que ella trabajó conmigo,
el bautismo de su hijo; con Arístides nos une la pasión por el fútbol, también
ha estado en mi oficina trabajando y recuerdo siempre sus anécdotas para reírnos
un poco.
En este somero relato quiero saludar a mis
primos hermanos en este día. A todos los quiero mucho y los recuerdo siempre; si
bien no estamos juntos o cerca, como en las felices épocas de la infancia o
adolescencia, les quiero decir que los tengo y tendré presente en mis más
preciadas reminiscencias que, eternamente, nos han unido.
Julio San Martín
CABA, 09/6/2018