4 de enero de 2020
El día de hoy siempre representa algo, se puede decir que es el símbolo de uno mismo, también que recuerda a otro momento de nuestras vidas.
Hoy se cumplen 41 años de mi llegada a Buenos Aires. El 3 de enero de 1979 estuve saliendo de Tafí Viejo para ir a la ciudad a tomar el tren Estrella de Norte y partir. Mi papá me despidió en el andén de la estación del Mitre.
Al día siguiente, en Retiro, en la estación que tenía la misma belleza de hoy, empecé a vivir la vida nueva, en aquel año nuevo, lejos de mi tierra pero en el lugar que desde día era mi desafío.
Tres estaciones han marcado mi vida: la de mi querido Tafí, lugar de esperas y despedidas; la del Mitre que fue el inicio de mi viaje y la de Retiro, que ha sido la del comienzo de otro viaje, el que todavía sigue, en el que estoy.
Esas tres estaciones tienen un común denominador, el recuerdo de mi padre. Cada vez que piso la estación de Tafí, en alguna peregrina visita, o la del Mitre, como él le decía, o la inmensa Retiro, me siento al lado de mi papá. Lo veo junto a mi en esos lugares. Está conmigo con su figura enorme, como el día de la despedida en Tucumán, hace 41 años. Mi padre, lo único que he perdido en esta vida.