sábado, 30 de noviembre de 2024
Oda a la tristeza - Pablo Neruda
miércoles, 20 de noviembre de 2024
20 de noviembre - Día Mundial del niño
Las mañanas y mi hijo
A Nicolás Jordán Lezcano
Hola, mi
niño, mi negrito
El más
chiquito de la casa. A
A quien el
papá
Lo quiere bien mucho.
Hola,
camisita blanca.
Hola,
corbatita azul
De las
primeras que vas a lucir.
Hola,
pantaloncito gris
Que abrazas
esas piernas
Estirándose
cada día más.
Hola,
cabecita dulce
De pelo
cortito.
Carita de
piel suave,
Que eriza
mis entrañas
Manitos
puras para el futuro,
Nada es
prematuro. Eres todo
Lo que
quiero cada mañana.
Aprieta los
dedos en los míos,
Sentirás el
alivio de mi interior.
Hola,
cuaderno alto.
De las
primeras letras.
De los
números
Envueltos
en lana.
De los
dibujos con tu estilo.
Yo también
vengo
De un
cuaderno alto.
Ábrelo
conmigo cada día.
Juntos
veremos hacia adentro
Encontraremos
el sol,
La luna, los cerros
Y los
helechos,
Todo lo que
a tu lado siento.
Julio Jordán
Benjamín Lezcano
CABA, 14 de
mayo de 1996.
domingo, 17 de noviembre de 2024
Los justos - Poema de Jorge Luis Borges
Un hombre que cultiva un jardín, como quería Voltaire.
El que agradece que en la tierra haya música.
El que descubre con placer una etimología.
Dos empleados que en un café del Sur juegan un silencioso ajedrez.
El ceramista que premedita un color y una forma.
Un tipógrafo que compone bien esta página, que tal vez no le agrada
Una mujer y un hombre que leen los tercetos finales de cierto canto.
El que acaricia a un animal dormido.
El que justifica o quiere justificar un mal que le han hecho.
El que agradece que en la tierra haya Stevenson.
El que prefiere que los otros tengan razón.
Esas personas, que se ignoran, están salvando el mundo.
La cifra es un libro de poesía del escritor argentino Jorge Luis Borges. Fue publicado por primera vez por Emecé, en Argentina, y en forma simultánea en España por Alianza Editorial, en el año 1981. El libro reúne cuarenta y seis poemas escritos entre 1978 y 1981.1
Los poemas tratan del amor ("Nostalgia del presente"), de la salvación ("Los justos"), de un cuchillero ("Milonga de Juan Muraña"), de su ciudad o una de sus ciudades ("Buenos Aires"), de sí mismo ("La fama"), de la salvación del mundo ("Los justos"), el tiempo ("La cifra", poema que da título al libro).
Como es habitual en sus libros, menciona a escritores del selecto grupo integrado al universo borgeano: Milton, Virgilio, William Blake, Coleridge, Lewis Carroll, entre otros. El libro incluye diecisiete haikus.2
Un gurú de Harvard revela cuáles son los hábitos para ser cada día más feliz
https://www.lagaceta.com.ar/nota/1060182/sociedad/guru-harvard-revela-cuales-son-habitos-para-ser-cada-dia-mas-feliz.html
Un gurú de Harvard
revela cuáles son los hábitos para ser cada día más feliz
Arthur Brooks es autor de 13 libros; el último,
Construye la vida que anhelas, lo escribió junto con la periodista Oprah
Winfrey.
Arthur Brooks, profesor de liderazgo y felicidad en Harvard,
combina ciencia y filosofía para explorar los pilares de una vida plena. Su
libro más reciente, escrito junto a Oprah Winfrey, Build the Life You Want, propone una
visión práctica de la felicidad, desmitificando la búsqueda de una dicha
inalcanzable y subrayando la importancia de aceptar tanto la alegría como la
adversidad. Según Brooks, la felicidad es un equilibrio entre tres
"macronutrientes": disfrute, satisfacción y sentido, conceptos que
ayudan a construir una existencia más significativa y conectada.
El disfrute, más profundo que el
placer, se genera a través de conexiones humanas y recuerdos compartidos; la
satisfacción surge al alcanzar metas tras esfuerzo, mientras que el sentido
abarca la coherencia y propósito en un contexto más amplio. Para Brooks, la
clave está en manejar emociones mediante la metacognición: reflexionar sobre
los sentimientos antes de reaccionar. Esto se logra practicando meditación,
escritura o incluso oración, herramientas que permiten interpretar las
emociones y responder de manera consciente.
Brooks también destaca la
importancia de cultivar los cuatro pilares esenciales para la felicidad: la fe,
la familia, la amistad y el trabajo significativo. Insiste en que las
relaciones auténticas y el contacto con algo trascendental, ya sea a través de
la espiritualidad, el arte o la naturaleza, son fundamentales para el
bienestar. Además, enfatiza el valor de una disciplina diaria que fomente
hábitos saludables y creativos, como reflexionar, ejercitarse y conectarse con
las personas queridas.
A pesar de su estudio profundo
sobre la felicidad, Brooks admite que no se considera una persona naturalmente
feliz, pero ha logrado mejorar su bienestar a través de la disciplina y el
enfoque personal. Su historia y enseñanzas invitan a reflexionar sobre cómo
enfrentar las emociones negativas, mantener la gratitud y buscar un propósito
en la vida cotidiana. Para él, el proceso de buscar sentido es tan valioso como
las respuestas que podamos encontrar.
miércoles, 6 de noviembre de 2024
Zamba para no morir - Hamlet Lima Quintana
https://youtu.be/G4-eRfIYYcE?si=mzZtojjqnUth6_0O
Hasta el eco de ayer
Quedándome solo al final
Muerto de sed, harto de andar
Pero sigo creciendo en el sol
Vivo
La madera frutal
Luego, el hacha se puso a golpear
Verse caer, solo rodar
Pero el árbol reverdecerá
Nuevo
Me voy
Con el cuero asombrado me iré
Ronca al gritar que volveré
Repartida en el aire a cantar
Siempre
Se dispone a partir
No me asusta la muerte ritual
Solo dormir, verme borrar
Una historia me recordará
Vivo
Y estas ganas de amar
No me puede el olvido vencer
Hoy, como ayer, siempre llegar
En el hijo se puede volver
Nuevo
Me voy
Con el cuero asombrado me iré
Ronca al gritar que volveré
Repartida en el aire a cantar
Siempre
Hamlet Lima Quintana (nacido como Hamlet Romeo Lima, 15 de septiembre de 1923-21 de febrero de 2002) fue un poeta argentino, autor de más de cuatrocientas canciones, entre ellas la popular "Zamba para no morir" (con música de Norberto Ambrós y Héctor A. Rosales).1
Biografía
[editar]Nacido en Morón en 1923, prefería decir que era de Saladillo (localidad situada a 200 km de la ciudad de Buenos Aires, zona rural de la Pampa húmeda), debido a que pasaba cinco meses por año allí durante su infancia.2
Tanto su padre como su madre alimentaron el amor por las letras y la música, ya que ambos escribían poesía y tocaban la guitarra y el piano.1
Entre 1940 y 1960, Lima Quintana fue músico y cantor primero en la compañía de Ariel Ramírez y luego con los grupos Los musiqueros y Los mandingas.
Desde Buenos Aires, Hamlet Lima Quintana componía canciones que acompañaron al movimiento artístico y cultural denominado Nuevo Cancionero (1962), que integraban también el poeta mendocino Armando Tejada Gómez y el músico Oscar Matus. Artistas de la talla de Mercedes Sosa y Horacio Guarany interpretaron sus composiciones.2
Además de su actividad artística, trabajó en las redacciones de la agencia de noticias United Press y de la sección Política del diario Clarín. También se desempeñó como cobrador, vendedor de la editorial Sudamericana y empleado del Instituto Nacional de Cinematografía.2
También grabó discos con el recitado de sus poemas, de los que se destacan: "Juanito Laguna remonta un barrilete" y "La Pampa Verde".1
En el año 2016, la cantante Nancy Ocampo recupera y graba en su CD "Camino de tinta" la chacarera "Se llamaba Simple Alberto", con letra de Lima Quintana y música de Gabriel Senanes, compuesta en 1976 en homenaje al editor cordobés Alberto Burnichón y hasta entonces inédita.3
Su primera esposa fue Esther Cecilia Pujadas argentina Docente y también cantó junto a mi padre integrando el grupo "Los mandingas" de ese primer matrimonio nacieron: Ana Cecilia Lima, Silvia Esther Lima, Germán Jorge Lima y Mariano Ventura Lima.
En su segundo matrimonio contraído en Perú, se casó con la antropóloga argentina Alcira Imazio, con quien tuvo un hijo, Felipe Ramón Lima. Su tercer matrimonio lo contrajo con Luisa Neves Lagos de cuya unión nacieron Juan Martín Lima y Juan Cruz Lima.
Falleció el 21 de febrero de 2002, a los 78 años, por un cáncer de pulmón.2
miércoles, 21 de agosto de 2024
Alienígena en Buenos Aires
Nadie sabe en qué parte de Tucumán bajó la alienígena. Unos dicen que en San Pedro de Colalao, otros en Lules. Nadie siquiera la vio. Todos empezamos a saber de ella cuando llegaron las noticias desde Buenos Aires. Los investigadores porteños la siguieron a través de las cámaras de seguridad de la Plaza Dr. Bernardo Houssay. Lo primero que llamó la atención es que en la clase de zumba de los lunes a las 19 había una chica que sacaba todos los pasos en el primer intento. Hay quienes dicen que viéndola de cerca no era tan chica; para muchas tenía 67 ó 68 años.
Una vez, un compañero de baile, la invitó a tomar un café al finalizar la clase. A él le gustaba el bar que está justo enfrente al Hospital de Clínicas, un modesto restaurante con muchos años encima, pero que siempre tiene gente en los períodos de crisis porque los precios son leales a los bolsillos. Ella se sentó mirando a la ventana, él de espaldas a la avenida Córdoba. De pronto ella le dijo: SRTAABBEL! Qué? le dijo él, qué dijiste? preguntó el muchacho. Nada, dijo ella, solo estoy leyendo los grafitis de la verja y de las paredes del hospital. Leyendo?, preguntó Costas, el bailarín de zumba. Si, le dijo ella, allí dice: "qué suerte que te encontré".
Costas, que venía de una familia griega, la miró incrédulo y le habló en griego, como hablaba él con su madre. Le dijo: tikanis?, que quiere decir en español ¿qué tal? y ella le respondió: kalá, que es griego también y quiere decir bien. Es decir, la chica le siguió la conversación. Vos sos griega o venís de Grecia? preguntó Costas. No, dijo ella, y agregó de donde yo vengo hablamos todos los idiomas y leemos todo lo que se escribe.
Costas pidió la cuenta y dijo que iba a pagar con transferencia. Ella le dijo: son diecisiete mil pesos y el alias es BUNDULO.KRIJA.TANTOR. Dijo eso antes de que el mozo trajera la cuenta y dijera el alias. Costas se preguntó en silencio, ¿con quién estoy?, ¿de dónde salió esta mujer?. Pero ella le respondió: estás con la Otra, así me llamo, y he venido a buscarte para salvarte de este mundo. Costas miraba pasar la gente, los autos, los colectivos, las motos y bicicletas por la calle, pero nadie lo miraba a él ni se daba cuenta de su preocupación.
La Otra, se levantó de la silla, se paró al lado de él y le dijo, el cartel más grande de los de enfrente dice: eres el amor de mi vida. Costas vio que los pies de ella no tocaban el piso y que los demás comensales también miraban eso. De pronto una luz azul y amarilla entró al modesto restaurant, encandiló a todos, se hizo un sol adentro del espacio pequeño y cuando todos volvieron a ver, Costas y la Otra ya no estaban. En la pared resplandeciente, letras de colores formaban las palabras EGÓ SAGAPÓ POLÍ, dos palabras griegas que en español significa: "Yo te quiero mucho".
Toda la gente que estaba en el modesto restaurant
aquella tarde, varios me lo han dicho, pasa todas las tardes por esa vereda a
ver si están todavía aquellas letras luminosas. Me han dicho también que las
letras no están. Yo no les dije, pero hoy pasé por allí y leí, a todas luces,
EGÓ SAGAPÓ POLÍ.
martes, 6 de agosto de 2024
Paisaje galáctico
Paisaje galáctico
Con el paso del tiempo el bravo mar, otrora
invencible, se está yendo y deja sus cosas en el camino de despedida. Enormes rocas
que nunca hemos visto van formando una muralla para que el mar no regrese. Hay arena que mantiene los pasos de quienes
han vivido allí. Son pisadas que van y vienen, no sé si llegan o se alejan,
solo sé que han sido testigos de algo, de la vida anterior. Se ha creado una
alternativa de vida paralela en un mundo nuevo, hay puntos elevados que se
mantienen estoicos en su mundo natural. Su símbolo es el faro de luz que ha
quedado, porque sigue iluminado, así como antes, a los habitantes de ahora.
viernes, 28 de junio de 2024
Camille Claudel
Camille Claudel, siempre a la sombra de su mentor y amante Auguste Rodin. Sin embargo, su talento fue equivalente, e incluso hay quien afirma que la escultora ayudó a dar forma a algunas de las grandes obras del maestro (por no decir que éste las robó directamente).
Lo que es seguro es que si Claudel hubiera nacido hombre, su reconocimiento hubiera sido otro.
Camille Claudel nació escultora. Desde muy pequeña disfrutaba moldeando el barro y ya se veía su capacidad para reflejar en ese material los rostros de sus seres queridos. Un juego que duró al hacerse mayor y que no gustó en absoluto a su familia, que la veían como una futura esposa, madre y «artista del hogar».
Con 17 años fue admitida en una Academia de Arte parisina y de pronto, Auguste Rodin se percató del talento artístico de la joven, entrando en su vida como un terremoto. De alumna del ya legendario escultor pasaría a convertirse en su musa, y de ahí a amante.
El talento de Claudel era evidente, pero la envidia y el machismo de la época hicieron que fuera objeto de comentarios desafortunados que ponían en duda su capacidad artística. La sombra de Rodin era demasiado larga y la artista empezó a tener una relación de amor/odio. Amaba al maestro con toda su alma, pero también lo odiaba por recibir él todo el reconocimiento público, constantes encargos y alabanzas. Ella era su simple alumna y amante.
Claudel finalmente abandonó a Rodin (que no pensaba dejar a su esposa) y acabaría enloqueciendo… O eso dicen. Recientes biografías hablan de manipulaciones y maltratos por parte de su entorno, e incluso fue obligada a entrar en un sórdido psiquiátrico con el diagnóstico oficial de «manía persecutoria y delirios de grandeza».
En total, 30 años de injusta reclusión en un sórdido lugar en el que se le negaron las visitas y en el que murió sin realizar una sola obra.
Aún así, la escultora dejó una obra de apabullante talento. Su naturalismo tenía rasgos de impresionismo y simbolismo, buscando siempre la emoción que se traduce en un exquisito dramatismo gracias a un perfecto dominio de las técnicas y a su enorme sensibilidad.
Gracias a ella, se demostró que es posible esculpir la emoción.
sábado, 8 de junio de 2024
Villa Mitre vs. San Martín - Dos anécdotas
martes, 4 de junio de 2024
Mi viejo colegio secundario
Taller de Escritura Creativa - Presentación de la Antología 2023
Antología Taller de Escritura Creativa
Profesora Belén González Johansen - CABA, 31 de mayo de 2024
Prólogo
Soñar sinceramente
"Escribir es un modo de soñar, y uno tiene que tratar de soñar sinceramente. Uno sabe que todo es falso, pero sin embargo, es cierto para uno. Es decir, cuando yo escribo estoy soñando, sé que estoy soñando, pero trato de soñar sinceramente"
Jorge Luis Borges
"En mi caso escribir - y escribir mucho, aunque sea de manera imperfecta - significa un esfuerzo por desenrollar una especie de madeja interna. Llegar a ser, mediante el trabajo, uno mismo. Es decir, trascenderse a sí mismo para llegar a ser quien uno es y no sabe"
Sara Gallardo
jueves, 11 de enero de 2024
El mazazo
El mazazo
Bacacay 2186. En la esquina con Gavilán, en el barrio de Flores, estaba nuestra casa en Buenos Aires. Era el año 1981, en una tarde calurosa de enero, tal vez era el 10 de enero, quizás era un día como hoy. Podrían darse muchas similitudes entre aquel día y hoy, calor, humedad, sol, en Buenos Aires; pero la realidad es que aquella realidad era muy distinta a la de hoy.
Como muchas tardes de 1981, yo llegaba a mi casa y mi papá estaba allí, recién llegado de su trabajo, me esperaba con el mate cocido. A veces yo traía unas tortillas de alguna panadería vecina a la oficina y las compartíamos con mi mamá y Ricardo también. Mi papá era el especialista en preparar el mate cocido en un jarro. Hervía el agua y le agregaba la yerba, varias cucharadas, para que sea bien verde, como decía él.
Aquella vez vi que en mi taza había algunos palitos de yerba y le pregunté: está colao el mate cocido papá?, está recontra colao, mijo, me respondió. Se me dibuja una sonrisa con solo recordar la pregunta y la respuesta, la misma que esbozó Ricardo al escuchar. Disfrutamos de nuestra merienda y nos contamos las cosas del día. Al terminar, el papá nos dijo: vamos a mirar los trenes. Vamos, le dijimos.
Saliendo del edificio a la izquierda estaba la calle Gavilán, caminando por la vereda, al doblar a la izquierda nos dirigíamos al paso a nivel. La calle llegaba hasta allí, el paso era sólo peatonal. En la estructura de hierro pintada de color negro y amarillo nos apoyábamos a ver el paso de los trenes. Allí pasa el ferrocarril Sarmiento, si viene desde la derecha se dirige a Once; si lo vemos venir desde la izquierda, sabemos que ha salido de Once y va hacia Moreno. Había unos minutos de espera entre el paso de uno y otro tren, en ese lapso yo recordaba que alguna vez habíamos estado parados los tres en el paso a nivel de la Parada del Tiro, mirando pasar el tren que iba hacia o venía de la ciudad.
Mientras los trenes no venían ni iban, llegó al lugar, caminando por el costado de los rieles, como dijera Héctor Tizón, un grupo de 3 ó 4 hombres con ropa de trabajo y con herramientas, mirando fijamente las vías. Eran trabajadores ferroviarios, una cuadrilla de operarios que tendrían que hacer algún arreglo. De pronto uno de ellos, el que llevaba un sombrero de paja de ala ancha, que parecía ser el capataz, se detuvo y los demás lo rodearon.
El piso del cruce peatonal era de cemento que iba desde la estructura de hierro negra y amarilla hasta unos centímetros antes de la vía. Sobre eso pisábamos los que cruzábamos por allí y nos sentíamos seguros de tener el paso firme para realizar la temeraria acción de cruzar los rieles. Sobre el cemento firme estaban parados los operarios de las vías. El capataz de sombrero sacó una tiza de su bolsillo, se agachó y marcó, prolijamente, una cruz en el piso. Aquí dale, le dijo a uno de sus hombres.
Nosotros tres ya no esperábamos los trenes, ahora nuestra atención estaba en esa cruz blanca tan bien trazada en el cemento que ayuda a cruzar los rieles. El grupo se abrió, dejó por un instante de rodear al capataz y quedó un hombre frente a la cruz de tiza con una maza en su mano. Levantó ambas manos con la pesada maza por arriba de su hombro derecho, torció su torso y descargó un envión fuerte hasta que la fuerte almádena, como se le dice en España a la maza, se estrelló sobre la cruz provocando un estrépito que despertó con un salto a los vecinos de la calle Gavilán a esa altura.
El cemento recibió ese golpe de nueve kilos de la maza más la fuerza del hombre que seguramente quería terminar cuanto antes su jornada y estalló en pedazos. Nos hizo cerrar los ojos y tirarnos para atrás porque no esperábamos que la quietud de la tarde se quebrara en tantos pedazos. Un golpe más recibió el piso y otro y otro hasta que el cemento se fue yendo dejando la tierra a la vista.
Soy el único que recuerda el mazazo. Sé de ese esfuerzo, de ese golpe, de ese ruido. Hoy no están los que lo escucharon y vieron conmigo. En cuanto pueda iré de nuevo a ese paso a nivel a sentarme un rato allí. Tal vez pasen los trenes, me fijaré bien si hay algún rastro de la cruz blanca, o de la tierra que saltó con el último pedazo del cemento vencido. Esta vez los vecinos seguirán dormidos en sus siestas. En mi caso, sé que sólo yo, en la tarde de Flores, escucharé y vibraré con el estruendo del mazazo de la ausencia.
Julio San Martín, 11 de enero de 2024, en CABA.
domingo, 7 de enero de 2024
"La Cortada de Bollini"
lunes, 1 de enero de 2024
Oda al primer día del año - Pablo Neruda
Oda al primer día del año
Pablo Neruda
Lo distinguimos
como
si fuera
un caballito
diferente de todos
los caballos.
Adornamos
su frente
con una cinta,
le ponemos
al cuello cascabeles colorados,
y a medianoche
vamos a recibirlo
como si fuera
explorador que baja de una estrella.
Como el pan se parece
al pan de ayer,
como un anillo a todos los anillos:
los días
parpadean
claros, tintineante, fugitivos,
y se recuestan en la noche oscura.
Veo el último
día
de este
año
en un ferrocarril, hacia las lluvias
del distante archipiélago morado,
y el hombre
de la máquina,
complicada como un reloj del cielo,
agachando los ojos
a la infinita
pauta de los rieles,
a las brillantes manivelas,
a los veloces vínculos del fuego.
Oh conductor de trenes
desbocados
hacia estaciones
negras de la noche.
Este final
del año
sin mujer y sin hijos,
no es igual al de ayer, al de mañana?
Desde las vías
y las maestranzas
el primer día, la primera aurora
de un año que comienza
tiene el mismo oxidado
color de tren de hierro:
y saludan
los seres del camino,
las vacas, las aldeas,
en el vapor del alba,
sin saber
que se trata
de la puerta del año,
de un día
sacudido
por campanas,
adornado con plumas y claveles,
La tierra
no lo
sabe:
recibirá
este día
dorado, gris, celeste,
lo extenderá en colinas,
lo mojará con
flechas
de
transparente
lluvia,
y luego
lo enrollará
en su tubo,
lo guardará en la sombra.
Así es, pero
pequeña
puerta de la esperanza,
nuevo día del año,
aunque seas igual
como los panes
a todo pan,
te vamos a vivir de otra manera,
te vamos a comer, a florecer,
a esperar.
Te pondremos
como una torta
en nuestra vida,
te encenderemos
como candelabro,
te beberemos
como
si fueras un topacio.
Día
del año
nuevo,
día eléctrico, fresco,
todas
las hojas salen verdes
del
tronco de tu tiempo.
Corónanos
con
agua,
con jazmines
abiertos,
con todos los aromas
desplegados,
sí,
aunque
sólo
seas
un día,
un pobre
día humano,
tu aureola
palpita
sobre tantos
cansados
corazones,
y eres,
oh día
nuevo,
oh nube venidera,
pan nunca visto,
torre
permanente!