Este notable pintor costumbrista que nació el 29 de marzo de 1893 ha sido, según lo dijera Leopoldo Lugones en el diario La Nación "el pintor nacional". Poco se sabe de su obra; él se dedicó a ilustrar con su arte las costumbres y los habitantes del interior del país, en especial del noroeste.
De su obra, rescato esta pintura de la ilustración que muestra la Feria de Simoca, el lugar tan caro a los tucumanos y de tan alta representación en la cultura popular de Tucumán. Siempre supe de la existencia de la feria, pero aún viviendo en Tafí Viejo, nunca había ido a conocerla; hasta el año 2010, donde mis amigos Roberto y Kela Sandoval me llevaron y disfrutamos de chorizos, empanadas y pizza (en ese orden) en el lugar que el pintor, a quien hoy rindo homenaje, había retratado para mostrar a quien quisiera saberlo, cómo son las costumbres de este punto del interior del país.
También se me viene a la cabeza, al hacer esta relación de cómo un hombre del interior quiere mostrar su obra, aunque tal vez no sea precisa la comparación, la anécdoa que contara alguna vez Pablo Neruda de su visita a los trabajadores mineros del sur de su país. El poeta contó que los hombres que trabajan en el corazón de la tierra le habían dicho que mostrara cómo trabajaban y en qué condiciones en su escritura.
Neruda les hizo caso y en el Canto General lo dijo. Quizás, los habitantes de la Feria de Simoca le han dicho a Gramajo Gutiérrez que muestre cómo es su lugar; eso no lo sé; pero si siento, al ver la obra, que el corazón del artista quiso hacerlo. Y lo hizo.