Pablo Neruda
Oda al primer día del año
Tercer libro de odas, 1957.
Leído por Luigi Maria Corsanico
Miroslav Tadic, The Ways of
Trains
Lo distinguimos
como si fuera un caballito
diferente de todos los
caballos.
Adornamos su frente con
una cinta,
le ponemos al cuello
cascabeles colorados,
y a medianoche vamos a
recibirlo
como si fuera explorador
que baja de una estrella.
Como el pan se parece al pan de ayer,
como un anillo a todos los
anillos:
los días parpadean claros,
tintineante, fugitivos,
y se recuestan en la noche
oscura.
Veo el último día de este año
en un ferrocarril, hacia
las lluvias
del distante archipiélago
morado,
y el hombre de la máquina,
complicada como un reloj
del cielo,
agachando los ojos a la
infinita
pauta de los rieles,
a las brillantes manivelas,
a los veloces vínculos del
fuego.
Oh conductor de trenes
desbocados hacia
estaciones negras de la noche.
Este final del año sin mujer y sin hijos,
no es igual al de ayer, al
de mañana?
Desde las vías y las
maestranzas
el primer día, la primera
aurora
de un año que comienza
tiene el mismo oxidado
color de tren de hierro:
y saludan los seres del
camino,
las vacas, las aldeas,
en el vapor del alba,
sin saber que se trata
de la puerta del año,
de un día sacudido
por campanas,
adornado con plumas y
claveles,
La tierra no lo sabe:
recibirá este día
dorado, gris, celeste,
lo extenderá en colinas,
lo mojará con flechas
de transparente lluvia,
y luego lo enrollará
en su tubo,
lo guardará en la sombra.
Así es, pero
pequeña
puerta de la esperanza,
nuevo día del año,
aunque seas igual
como los panes a todo pan,
te vamos a vivir de otra
manera,
te vamos a comer, a
florecer,
a esperar.
Te pondremos como una torta
en nuestra vida,
te encenderemos como
candelabro,
te beberemos
como si fueras un topacio.
Día del año nuevo,
día eléctrico, fresco,
todas las hojas salen
verdes
del tronco de tu tiempo.
Corónanos
con agua,
con jazmines abiertos,
con todos los aromas
desplegados,
sí,
aunque sólo seas un día,
un pobre día humano,
tu aureóla palpíta
sobre tantos cansados
corazones,
y eres, oh día nuevo,
oh nube venidera,
pan nunca visto,
torre permanente!