lunes, 25 de enero de 2021

El vacío infinito

 

Hoy pasaron dos cosas que me hicieron acordar de mi hermano. A la tarde, hicimos un diálogo en un posteo con recuerdos taficeños y hablamos de la ubicación geográfica de Santo González, un lugar característico de Tafí Viejo. Curiosamente yo no me acuerdo de dónde era, a pesar del esfuerzo del amigo Pepe Ibiri sigo sin saber.
En casos como éste yo de inmediato le preguntaba a Ricardo, él me decía todos los detalles, conversábamos y nos reíamos siempre con alguna anécdota. Más tarde, a la noche un amigo me mandó un video de una canción de Los Mirlos. Cuando se daba eso, yo rápidamente se lo reenviaba a Ricardo porque a él le gustaba mucho la cumbia peruana y también compartíamos recuerdos de carnaval, de los bailes a la siesta, del carnaval en Tiro.
Lastimosamente, hoy no pude hacer ninguna de las dos cosas, ni preguntarle dónde es un lugar de Tafí, ni compartir una cumbia.
No saben amigos la tristeza que me dio. Porque ése es el vacío. Así queda un hombre cuando su hermano se va. Recordé enseguida, ante este sufrimiento, a mi tío Juan cuando su hermano, mi tío Felipe se fue al más allá. Yo era chico y veía al tío triste y me partía el alma.
Quizás hoy se junten en el cielo mis tíos Juan y Felipe Diaco con mi hermano Ricardo Lezcano y seguro sabrán que yo sé del sufrimiento de la ausencia, del vacío y de la separación infinita. Ésa es, en definitiva, la crueldad del fin de una vida cercana.
En la ilustración me encuentro en Tafí Viejo en la que era mi casa en la calle Balcarce, señalo allí el escudo de River que mi papá hizo colocar en la reja de las ventanas. Esto ha sido en octubre de 2019.

Julio San Martín, 25 de enero de 2021 en CABA.

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