El momento esperado por fin llegó. El día de la graduación de mi hijo ha sido el 6 de noviembre de 2013. Cuando nos preparábamos para salir de la casa e ir a la ceremonia, quise que nos tomáramos esta foto; y aquí estamos felices para el primer plano y para la posteridad.
Quiero explicar la linda sensación que tengo; una mezcla de alivio y emoción. Alivio por los años de búsqueda. Por todo lo que él estudió y nosotros, mi esposa y yo, por todo el apoyo que le dimos. Desde el jardín de infantes lo llevé todos los días a sus clases; así ha sido toda la primaria, la secundaria y la facultad. Todas las mañanas, bien temprano salimos juntos para que él fuera a estudiar.
Emoción por el momento que comienza para él; porque ahora es un profesional de Ciencias Económicas; es un Contador, como yo. Eso me emociona; yo no le dije que esto era lo que tenía que estudiar; la eligió él, tal vez por tanto que escuchó de como me gusta a mi la profesión. Emoción siento porque hablo con él el mismo idioma teórico y técnico.
Para mi hijo Nicolás el futuro ha comenzado a llegar. Yo lo he ayudado a recibirlo. Eso me llena de orgullo. Siento en mi pecho la alegría de mi padre, cuando me recibí, vine apurado a mi casa y al primero que llamé para avisarle que ya era contador.
Ahora mi hijo, el más chiquito de la casa, el más chiquito del papá, es Contador Público. Y yo soy públicamente feliz.
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