El film arranca con Ilan Ben Natan, un reconocido profesor de
astrofísica de 58 años, dando clase sobre las características de las
estrellas en la Universidad de Haifa. El protagonista está casado con la
bellísima Naomi, una ilustradora de libros tres décadas más joven que
él. Cuando ella empieza a regresar cada vez más tarde al hogar, su
marido empieza a sospechar. Un día, la sigue y descubre que tiene un
amante, al que terminará asesinando y enterrando.
Todo eso transcurre en los primeros minutos del film, ya que en verdad
la película dedica casi toda su narración a indagar en los efectos de
aquel crimen. Si bien siempre está latente la intriga respecto de si el
protagonista será descubierto o no (su esposa, en medio de un estado
depresivo, empieza a sospechar y, para colmo, su mejor amigo es
policía), La infiel termina por convertirse en un implacable ensayo
sobre la culpa y la mentira. Y, en este terreno, adquiere cada vez mayor
incidencia el personaje (secundario pero vital) de la madre posesiva y
manipuladora de Ilan.
Así, lo que en principio parecía un mero reciclaje del típico triángulo amoroso resulta en definitiva una mirada punzante y despiadada sobre los aspectos más enfermizos y destructivos de una relación de pareja. Una más que digna ópera prima de una cinematografía poco conocida en la Argentina, como la israelí.
Así, lo que en principio parecía un mero reciclaje del típico triángulo amoroso resulta en definitiva una mirada punzante y despiadada sobre los aspectos más enfermizos y destructivos de una relación de pareja. Una más que digna ópera prima de una cinematografía poco conocida en la Argentina, como la israelí.
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