jueves, 14 de septiembre de 2017

Uniendo historietas - Las Cariátides de Pompeya

Marta, AnLau, Emeroldán, Pambell y Lauri han sido los pilares de las tareas administrativas; eran como aquellas mujeres que sostienen el templo del Erecteion en la Acrópolis de Atenas. Con la pesada carga sobre sus cabezas, las Cariátides son figuras femeninas que venían de la isla de Carias y se caracterizaban por su fuerza para sostener el peso de lo que venga. Así eran las chicas de la empresa de Pompeya; ellas resistían el día a día del trabajo con el fruto de su juventud y su empeño.

Con todas sus responsabilidades propias del hogar, sus familias y sus proyectos las chicas administrativas llevaban la rutina del trabajo con el esfuerzo del largo viaje diario de ida y vuelta, los tejes y manejos de las tareas, los cambios de humor del entorno y los vaivenes en el carácter de los jefes.

Julio San Martín siempre las admiró. Cada vez que pudo intentó acercarse a ellas, tuvo buenos contactos y el trato siempre fue con respeto. Ellas lo trataban de usted; eso marcaba la diferencia generacional entre el hombre ya grande y las chicas. Sin embargo, la relación ha sido cómoda.
Julio San Martín pensó muchas veces que las Cariátides de Pompeya no eran bien reconocidas en la empresa, no en el aspecto laboral, porque no era él quien debía analizar ese caso, sino en el trato que debían recibir como mujeres de alto empeño y responsabilidad social. Por eso, cada vez que pudo les hizo un regalo, un pequeño presente para reconocer un afecto, tal vez escondido por la empresa de camiones, que ellas no recibían. Una vez, a una de ellas, le hizo un regalo adicional en el juego del amigo invisible; no era ella quien le había tocado regalar, pero Julio San Martín también puso un regalo a su nombre.

Además de soportar el peso, las Cariátides se caracterizan por su belleza, lo cual también era brillo de aquellas chicas. Siempre elegantes, bien vestidas con combinaciones perfectas de colores y con gran habilidad para el baile. Así lo hicieron ver en una de las fiestas de fin de año cuando el estilo de festejo se centraba en chorizos y patys a la parrilla en el depósito. Allí hubo un baile y las chicas mostraron sus cualidades para el meneaito.

La permanencia cronológica de Julio San Martín y las Cariátides de Pompeya en la empresa de camiones no ha sido coincidente. Hubo ingresos y egresos en momentos distintos, bienvenidas y despedidas. No obstante, para Julio San Martín el compartir con aquel grupo en mayor o menor grado, ha sido uno de los mejores encuentros sociales en su estadía en la empresa.   

Allí donde uno permanece ocho o más horas diariamente, en la oficina es el lugar donde la cultura de trabajo debe respetar la cultura de la amistad, porque se convive con personas con quienes, si se establece un vínculo positivo, se humaniza mejor la relación y todos pueden crecer. Eso es lo que Julio San Martín siempre persiguió: crecer como persona y ser mejor individuo cada día. Con este grupo de chicas, o sea, con personas como ellas él pudo ser más positivo y avanzar cada día hacia el bienestar; seguramente ellas, en sus propias vidas, también lograrán ser felices siendo como son.

A esta altura del año 2017, Pompeya se ha quedado sin las Cariátides y sin Julio San Martín; sin embargo, aquellos pequeños detalles que los ligaron a lo largo de muchos años, hoy en día, se hacen cada vez más fuertes a la distancia a través del recuerdo.  No sabe la empresa de camiones lo que se ha perdido, pero sí sabe que ella ha sido la fuente de la tenue amistad entre Julio San Martín y aquellas chicas que representaron, junto a la ruda rutina del ir y venir de camiones, la belleza, como las Cariátides y las flores de la primavera.


Julio San Martín

14 de septiembre de 2107.     

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