Marta, AnLau, Emeroldán, Pambell
y Lauri han sido los pilares de las tareas administrativas; eran como aquellas
mujeres que sostienen el templo del Erecteion en la Acrópolis de Atenas. Con la
pesada carga sobre sus cabezas, las Cariátides son figuras femeninas que venían
de la isla de Carias y se caracterizaban por su fuerza para sostener el peso de
lo que venga. Así eran las chicas de la empresa de Pompeya; ellas resistían el
día a día del trabajo con el fruto de su juventud y su empeño.
Con todas sus responsabilidades propias
del hogar, sus familias y sus proyectos las chicas administrativas llevaban la
rutina del trabajo con el esfuerzo del largo viaje diario de ida y vuelta, los
tejes y manejos de las tareas, los cambios de humor del entorno y los vaivenes
en el carácter de los jefes.
Julio San Martín siempre las
admiró. Cada vez que pudo intentó acercarse a ellas, tuvo buenos contactos y el
trato siempre fue con respeto. Ellas lo trataban de usted; eso marcaba la
diferencia generacional entre el hombre ya grande y las chicas. Sin embargo, la
relación ha sido cómoda.
Julio San Martín pensó muchas
veces que las Cariátides de Pompeya no eran bien reconocidas en la empresa, no
en el aspecto laboral, porque no era él quien debía analizar ese caso, sino en
el trato que debían recibir como mujeres de alto empeño y responsabilidad
social. Por eso, cada vez que pudo les hizo un regalo, un pequeño presente para
reconocer un afecto, tal vez escondido por la empresa de camiones, que ellas no
recibían. Una vez, a una de ellas, le hizo un regalo adicional en el juego del
amigo invisible; no era ella quien le había tocado regalar, pero Julio San
Martín también puso un regalo a su nombre.
Además de soportar el peso, las
Cariátides se caracterizan por su belleza, lo cual también era brillo de
aquellas chicas. Siempre elegantes, bien vestidas con combinaciones perfectas
de colores y con gran habilidad para el baile. Así lo hicieron ver en una de
las fiestas de fin de año cuando el estilo de festejo se centraba en chorizos y
patys a la parrilla en el depósito. Allí hubo un baile y las chicas mostraron
sus cualidades para el meneaito.
La permanencia cronológica de
Julio San Martín y las Cariátides de Pompeya en la empresa de camiones no ha
sido coincidente. Hubo ingresos y egresos en momentos distintos, bienvenidas y
despedidas. No obstante, para Julio San Martín el compartir con aquel grupo en
mayor o menor grado, ha sido uno de los mejores encuentros sociales en su estadía
en la empresa.
Allí donde uno permanece ocho o
más horas diariamente, en la oficina es el lugar donde la cultura de trabajo
debe respetar la cultura de la amistad, porque se convive con personas con
quienes, si se establece un vínculo positivo, se humaniza mejor la relación y
todos pueden crecer. Eso es lo que Julio San Martín siempre persiguió: crecer
como persona y ser mejor individuo cada día. Con este grupo de chicas, o sea,
con personas como ellas él pudo ser más positivo y avanzar cada día hacia el
bienestar; seguramente ellas, en sus propias vidas, también lograrán ser
felices siendo como son.
A esta altura del año 2017, Pompeya
se ha quedado sin las Cariátides y sin Julio San Martín; sin embargo, aquellos
pequeños detalles que los ligaron a lo largo de muchos años, hoy en día, se
hacen cada vez más fuertes a la distancia a través del recuerdo. No sabe la empresa de camiones lo que se ha
perdido, pero sí sabe que ella ha sido la fuente de la tenue amistad entre
Julio San Martín y aquellas chicas que representaron, junto a la ruda rutina
del ir y venir de camiones, la belleza, como las Cariátides y las flores de la
primavera.
Julio San Martín
14 de septiembre de 2107.
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