Como en un poema de Whitman, el color del pasto, las nubes y el cielo describen la inmensidad. El hombre minúsculo frente a lo natural se empeña en ser más, pero no sabe que es un ser de vida pequeña frente al paisaje que lo rodea. El camino lo lleva a uno a surcar los espacios que alcanza su mano, pero la poesía es el puente que lo invita a ver el más allá.
Cuerpo, alma y espíritu se juntan en los colores del horizonte; el alma está allí, en medio de la vida silvestre, como el hombre; quieto y resistente.
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