jueves, 23 de febrero de 2012

Los muertos del tren

Hace largos años que los trenes no andan bien; quiere decir entonces, que hace largos años que la vida de los pasajeros está en peligro. Ayer pasó el accidente tan temido; gran cantidad de muertos, de heridos y mucha pero mucha angustia.

Las responsabilidades están siendo buscadas; "si hubiera sido ayer, no hubiera sido tan grave porque hubiera viajado menos gente por el feriado"; dijo el funcionario de transporte del gobierno. Si mi tía usara bigotes, sería mi tío; digo yo. El mismo irresponsable dijo que hubo tantos muertos porque todos se fueron para adelante para bajar rápido. No dijo que el tren no tenía los controles necesarios; o si los tenía, no tenía los materiales correctos que una buena inversión requiere. Tafí Viejo, Laguna Paiva, los grandes talleres de otrora, ¿dónde están? ¿Dónde están las escuelas técnicas de aquellos talleres que enseñaban desde enrollar una manguera hasta a armar una locomotora?

Pero así vivimos; siempre se dijo, se escuchó o se vio que se viaja mal. Que la gente tiene que hacer las 14 ó 15 estaciones parada; incómoda. Pero nada se hace. La otra vez fue el colectivo que cruzó con las barreras bajas; entonces todo el mundo le cayó al gobierno de la ciudad y lo responsabilizó de todo.

El país está así. La calle de alrededor de la estación está cortada por los familiares de los muertos de aquel boliche que se incendió. Entonces, las ambulancias no pudieron pasar rápido. Pero nada se hace sobre eso.
El gobierno, por lo que parece, obtiene mucha plata porque cada mes es récord la recaudación tributaria; pero no se sabe adónde envía esa plata. Tal vez en "gasto social" para que la gente no trabaje.

El accidente del tren es el ejemplo de dónde se debe aplicar la plata de aquel origen. En inversión para que la seguridad abrace el bien más preciado: la vida.

Sin embargo, así vivimos. Apretados, apurados, con mala frecuencia, sin respaldo de los gobernantes; con los representantes del pueblo que se aumentaron sus sueldos; y, lo peor de todo: con la muerte al acecho.

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