viernes, 7 de julio de 2017

Uniendo Historietas - 1 - El Sr. Bagam y la Srta. Beto






Julio San Martín llegó a horario. Lo hicieron pasar hasta Control Contable, se hizo un lío con tantas puertas y pasillos, trató de memorizar por dónde iba, daba vueltas y vueltas hasta que llegó a una oficina grande con muchas chicas y chicos trabajando. En la puerta había un cartel que decía "Aforo".

Bienvenido, le dijo el jefe del sector, el señor Bagam, pasá que hablamos un poquito. Entre las formalidades del primer día, Bagam expresó las necesidades de la compañía y qué aporte debía hacer Julio San Martín. Estaba todo claro, hablaron un poco más de la información, de las registraciones y de los cálculos. Ah, dijo Bagam, tené en cuenta que esta empresa es muy especial.

Julio San Martín se fue a la oficina que sería suya según le había indicado Bagam. Esta tenía la forma de un triángulo, o era en falsa escuadra, o algo así. No tenía ventana. En la parte superior de una pared tenía unas banderolas muy altas con vidrios opacos. Uno de ellos tenía una perforación, a modo de un disparo. Se veía como si el "Sniper" Chris Kyle hubiera tirado con su fusil desde La Rumba en la avenida Saenz y hubiese dado en el blanco justo en esa ventana de la oficina, que a partir de ese día sería de Taxes.

Saliendo de la oficina triángulo escaleno, a la derecha estaban los baños y a la izquierda la puerta de entrada a la Control Contable donde estaba Bagam y su troupe. Ya ubicado en su escritorio que cortaba la falsa escuadra del triángulo escaleno, Julio San Martín se dio cuenta que no tenía ningún útil para trabajar. Él venía de una escuela anterior a muchas de las personas que estaban en Control Contable, solo Bagam andaba en los mismos tramos de su edad, los demás y las chicas principalmente, eran bien jóvenes. A una de ellas se acercó Julio San Martín para pedirle útiles. Ella lo miró sin decirle nada, él la miró, no se acordaba cómo era su nombre después de tantas presentaciones que había tenido en esa oficina. La chica llamó por teléfono y dijo: me mandás útiles para el señor nuevo, por favor? Frito, el señor nuevo Julio San Martín volvió al triángulo escaleno. Ahí recordó el nombre de la chica: Betina; pero le decían Beto.

Llegó la hora de la salida. Escuchó, porque no veía desde su oficina, que todos se saludaban e iban. A él nadie lo saludó. Hasta que él también se fue y saludó a los únicos que estaban todavía en la oficina: el señor Bagam y la señorita Beto.

Volvió a su casa por la calle 24 de noviembre. Era el día del cumpleaños de su esposa. Pasaron una linda velada. Julio San Martín se acostó, agradeció a Dios por el trabajo nuevo; por haber tenido otra vez un primer día de trabajo en un desconocido lugar a los 48 años. Recorrió mentalmente todo lo acontecido en el día y como último pensamiento de la noche le surgió una pregunta. ¿qué tendrá de especial esta empresa de camiones?

Transcurría septiembre de 2004.

Julio San Martín
CABA, 03 de julio de 2017

No hay comentarios:

Publicar un comentario