Como no he sido un hombre de la Ciudad de Tucumán, sino de Tafí Viejo, no he conocido todavía la Plaza Belgrano. Hoy la historia me la presenta; leo sobre la Batalla de Tucumán, en conmemoración de su Bicentenario, y sé que este lugar (que inmortaliza la postal publicitaria que ilustra esta entrada) ha formado parte del Campo de las Carreras o Campo de la Tablada o La Ciudadela, lugar donde se llevó cabo aquella heroica batalla.
Antes bien, la actual Plaza Belgrano era el centro del épico campo de batalla; la gesta victoriosa del General Manuel Belgrano y sus hombres, con precaria logística para una contienda bélica, revive en cada sector de la Plaza. Imagino que estoy allí en este momento. Detrás del verdor de los árboles, las voces de la guerra de la Independencia resuenan. Ellas, las voces surcan el espacio de la batalla montadas en el viento. Escucho las órdenes del general y la respuesta afirmativa de sus soldados.
El Triunvirato gobernante de la época había decidido desmantelar la fábrica de fusiles y llevarla a Córdoba para proteger a la Capital; le había ordenado a Belgrano dejar Tucumán y retroceder a Córdoba; el General desoyó la orden y se quedó a defender la ciudad; sabía él que si perdía ese lugar el avance realista español se adueñaría del Norte. Belgrano armó sus fuerzas como podía; trajo hombres de otras provincias y los llamó los Decididos; organizó la caballería gaucha, formada mayoritariamente por tucumanos, que tuvo notable participación en la batalla.
Así ganó Tucumán. La libertad del Norte de nuestro país se ha forjado aquel día. Gracias a los héroes del Norte, hemos ganado la más criolla de las batallas; la Virgen de la Merced ha sido la ayuda espiritual de los necesitados ante la inferioridad numérica y la luz divina que ayudó al pueblo de Tucumán; por eso, el festejo de hoy es para él y ella; el pueblo tucumano, el más criollo y valiente de los pueblos y la Virgen de la Merced, la generala del ejército argentino.
A doscientos años de aquella decisiva victoria, los Decididos están presentes en Tucumán; hoy, sobre todo hoy, su coraje está en la Plaza Belgrano, o La Ciudadela, o el Campo de la Tablada, o en el Campo de las Carreras.
Señor Tucumán, es tu pueblo el que ha logrado este laurel, verde y aromático de la eternidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario