jueves, 20 de diciembre de 2012

Feliz verano 2012 2013





En febrero de 1995 estuve en Isla Negra, una de las casas de Pablo Neruda en Chile. Ha sido un placer tan grande que siento que ése ha sido uno de mis mejores viajes. Desde que tomé contacto con la poesía de Neruda, soñé con conocer Chile. Lo logré, lo hice; estuve en esa tierra del gran poeta, frente a su océano y, mejor aún, en su casa. En aquel verano realicé una esperanza que tenía en mi alma; estar cerca de las letras del gran Don Pablo me abrió el corazón y la mente hacia el bello decir de sus odas.

Hoy celebro la llegada del verano con su Oda.  Feliz verano para todos, amigos.



Oda al verano 


Verano, violín rojo, 
nube clara, 
un zumbido 
de sierra 
o de cigarra 
te precede, 
el cielo 
abovedado, 
liso, luciente como 
un ojo, 
y bajo su mirada, 
verano, 
pez del cielo 
infinito, 
élitro lisonjero, 
perezoso 
letargo 
barriguita 
de abeja, 
sol endiablado, 
sol terrible y paterno, 
sudoroso 
como un buey trabajando, 
sol seco 
en la cabeza 
como un inesperado 
garrotoazo, 
sol de la sed 
andando 
por la arena, 
verano, 
mar desierto, 
el minero 
de azufre 
se llena 
se llena 
de sudor amarillo, 
el aviador 
recorre 
rayo a rayo 
el sol celeste, 
sudor 
negro 
resbala 
de la frente 
a los ojos 
en la mina 
de Lota, 
el minero 
se restriega 
la frente 
negra, 
arden 
las sementeras, 
cruje 
el trigo, 
insectos 
azules 
buscan 
sombra, 
tocan 
la frescura, 
sumergen 
la cabeza 
en un diamante. 



Oh verano 
abundante, 
carro 
de 
manzanas 
maduras, 
boca 
de fresa 
en la verdura, labios 
de ciruela salvaje, 
caminos 
de suave polvo 
encima del polvo, 
mediodía, 
tambor 
de cobre rojo, 
y en la tarde 
descansa 
el fuego, 
el aire 
hace bailar 
el trébol, entra 
en la usina desierta, 
sube 
una estrella 
fresca 
por el cielo 
sombrío, 
crepita 
sin quemarse 
la noche 
del verano. 




Ode to summer

Summer, red violin, 
clear cloud, 
the hum 
of a saw mer
or cicadas 
announce your arrival. 
The heavens 
arch 
to a smoothness, 
lucent 
as an eye, 
and below your gaze, 
summer, you are 
an infinite sky-fish, 
shameless messenger 
of praise, 
lazy, 
sleepy-eyed one, 
little bee belly, 
mischievous 
sun, 
terrible paternal sun, 
sweaty as a toiling ox, 
and the scorchiing sun 
in one's head 
is like a 
sudden blow, 
sun of thirst 
crossing the sand, 
summer, 
desert sea. 
The sulfur 
miner 
drips 
yellow sweat, 
the aviator 
maps, 
ray by ray, 
the celestial sun, 
darkened 
sweat 
slips 
down a forehead 
into the eyes; 
at Lota, 
the miner 
scrubs 
his blackened 
forehead. 
Seed beds 
burn, 
wheat 
rustles, 
blue insects 
seek 
shade, 
touch 
refreshment, 
dive 
headlong 
into diamonds. 

Oh lush 
Summer, 
ripe 
apple 
cart, 
verdant 
strawberry 
mouth, 
lips of wild plum, 
roads 
of tender 
dust on dust, 
midday 
coppery red drum. 
In the afternoon, 
fire 
rests, 
air 
makes clover 
dance; it enters 
the deserted factory: 
a fresh star 
rises 
in 
the cloudy sky. 
A summer night 
sizzles 
without 
burning. 

Translated by Maria Jacketti

Etiquetas: Pablo Neruda

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