Sebastián Crismanich, el hombre de Corrientes, el que habla con la tonada chamamecera, el que ganó la medalla de oro en Londres 2012 en su especialidad de Tae-Kwon-Do, no ganó el Olimpia de Oro y está enojado. Dice que el premio no se asignó con objetividad y que él debió haber sido el ganador, porque estamos transcurriendo un año olímpico y el premio se llama justamente Olimpia.
El que ganó ha sido el boxeador, hoy dueño de todos los laureles en su categoría, Maravilla Martínez, el que ganara la pelea a Julio César Chávez Jr. El otro ternado era, nada más y nada menos, Lionel Messi.
Los "rivales" de Crismanich en esta disputa, ambos, son de alto vuelo; personalmente creo que lo es más todavía Messi, quien batió todos los records en este año y que por su alto desempeño en el mejor plantel de fútbol es, además, el mejor de los jugadores en este momento. Entonces, creo que Messi hubiera tenido que ser el ganador en lugar de Martínez.
Pero Messi no está en el país y tal vez por eso que no le haya caído el premio. Entonces, en orden de jerarquía de logros, debió haber ganado el correntino. Digo así porque vino del amateurismo y ganó la medalla de oro en la competencia más elevada del espíritu deportivo.
Bueno, pero así es la Argentina; tal vez la política metió la cola y se dio por ganador a quien ganó; se le dio el trato de ausente a Messi y se cometió una injusticia con el mejor taekwondista del mundo olímpico.
A estas cosas nos tiene acostumbrado el poder gobernante. Tal vez, si se presentaban Paula y Peter, ganaban ellos.
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