jueves, 19 de enero de 2012

El picnic

El mejor profeta del futuro es el pasado. Lord Byron.

Aquella noche de verano había sido muy calurosa; y aún sin terminar para los ojos de Julio San Martín, pero él y su familia ya estaban levantados. Era el despertar de un domingo de enero, caluroso como todos los que habían pasado y los que estaban por venir.

El punto de reunión era la vereda de la casa del tío Juan, ya habían llegado allí otros parientes y vecinos con sus bolsas; todos listos para salir de picnic. El tío Juan estaba con su gorra de verano; junto a la tía Dora, César y Antonio; y su mirada fija de ojos verdes, observando la esquina.

El tío Juan saludaba a todos los que llegaban, el tío Landi, la Rosa, la Estela, la Anita, la tía Cleofé, el tío Juan María, Juan Ángel, Daniel, la Susana, Francisco, se disponían a pasar un lindo día de fiesta. El tío Juan no dejaba de mirar a la esquina. Estaba esperando que apareciera el camión del Turco Neme, su amigo, para llevarnos al Río Loro.

El tío Juan les dijo a Ricardo, Juan Ángel y Daniel que fueran hasta la esquina de la Balcarce y Reconquista e hicieran señas cuando viniera el transporte. Los tres muchachos se pararon en la vereda del Pelao Tejeda mirando la Reconquista para abajo, para la Sargento Cabral. Hasta que empezaron a gritar y a hacer señas que se aproximaba el camión.

El papá le dijo a Julio San Martín que les ayude a su hermana Alicia y a su mamá a juntar los bolsos y que estuvieran listos para subir. El camión se acercó y en la caja ya venían el tío Felipe, la tía Luisa, Miguel Ángel , la Cristina y Alberto.

Subimos todos. El tío Juan iba en la cabina con el Turco, y partimos. Las primeras luces del día ya le iban ganando la batalla a la noche, y la claridad iba haciendo una huella detrás del camión, que marcaba el camino de la ansiedad, la alegría y el festejo por el día que la familia entera iba a disfrutar.

Julio San Martín no podía ver bien el recorrido porque no era muy alto; su papá lo llevaba de la mano, iban los dos parados. Su hermana y su mamá iban sentadas mirándolos, como los miran hoy, debajo de la silla de su hermana iba la pelota de cuero número cinco de Julio San Martín, la que lo acompañaba a dondequiera que iba; ellas, su mamá y su hermana, veían cómo el viento en sus cabellos era un compañero más en el viaje. Ya pasamos la avenida, dijo el papá; estamos saliendo de Tafí Viejo; ésta es la ruta. El corazón de Julio San Martín latía con toda su fuerza. Le pidió a su papá que lo levantara para ver la ruta.

Miró como el camión se desplazaba ya con el día a cuestas y se acercaba cada vez más al destino final. Río Loro, gritó el tío Felipe. Se abrió la caja del camión y todos saltaron al pasto; la alegría era tan grande que el fresco verdor de aquellas hierbas vecinas del río aún permanece en las zapatillas de Julio San Martín. Es más, se ha pegado a sus pies y las lleva con él.

Noche, espera, camión, familia, tíos, primos, la vereda, la esquina, recorrido, viaje al río; si pudieran volver todos a mi. Si pudiera esperar ese camión en un nuevo amanecer y si viera otra vez la ruta en plena marcha… el sol estaría otra vez en mi vida...


9 comentarios:

  1. Amigo que lindo dia pasaste...Me trajo a la memoria lo que eran esos dias de picnic y de gente que hace nucho no escuchaba hablar,gracias.

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    1. Me alegro te haya gustado y que te hayan venido lindos recuerdos a tu realidad. Dame una pista para saber quién eres. Gracias.

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  2. Hola Julio(como veras te sigo leyendo).que recuerdos tan bellos y tan bien contados!!!
    cariños.

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    1. Me alegro que sigas leyendo y que te gusten los recuerdos que solos arman un relato.

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  3. Me encanto!!! Bellisimo!!! (Verónica León)

    Realmente me hizo recordar cuando mi abuelo Pepe nos pasaba a buscar en la camioneta para ir al Cadillal o al rio Loro...iba toda la familia...que tiempos aquellos...inolvidables..m​e divertia tanto...y como era tan blanca volvia como un tomate..me tenian que encremar...¡Gracias por tus escritos...bellos..muy bien narrados! (Susana Manrique)

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  4. que lindos recuerdos JULIO yo tambien tengo vivencias similares, en vez de ser un camion eran el viejo jeep y luego la rural de mi abuelito Francisco,siempre dispuesto a llevarnos al rio loro, a trancas o cualquier riacho donde pudieramos pasar el dia.¡que lindos tiempos!!!Cariños Lilia

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    1. Gracias Lilia, por tu aporte a este lindo recuerdo. El Río Loro o Trancas, grandes destinos que el abuelito Francisco los hacía disfrutar. Un abrazo.

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  5. Muy buen relato Julio, mis recuerdos de esos picnic se remontan, primero, a los que haciamos montados en la Desoto de mi papá y luego a los que haciamos en el colectivo pintado de azul y oro de don Quique Leccessi. Eramos una barra de "vagos y vagas", algunos noviando otros como mi caso, a la pesca de alguna de las "vagas". Por supuesto tampoco faltaba la Nº 5. Le comento que estoy aún a la búsqueda de alguien que me pueda dar una version fidedigna de lo que me encargó. Un fuerte abrazo.

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  6. Gracias, Paramecio por agregar detalles al picnic de mi relato; que grande la Desoto y el "ónibo" de Leccese. Gracias por la búsqueda de los datos que le pedí. Un gran abrazo.

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