sábado, 18 de mayo de 2013

Walter Erviti; jugador de Boca Juniors


He visto a Erviti en un programa de televisión en una charla distendida con los conductores y me quedaron cosas que él dijo como las que voy a tratar de describir ahora. No sólo por las anécdotas que contó recuerdo aquella charla, sino porque recordó hechos con su padre y para mi eso es lo importante; cuando un hijo cuenta algo de su padre a mi me estremece.

Siempre tengo el sueño de escribir un libro con esos recuerdos, porque voy recolectando cosas que los hijos cuentan de sus padres, por ahora en mi cabeza, y sé que alguna vez lo voy a lograr.

Volviendo a Erviti, quiero decir que es para mi, en mi condición de gran hincha de Boca, el motor del medio campo xeneize. Corre, juega, mete, marca, gambetea, ayuda, la pide, pica, empuja y genera momentos inolvidables como el empate a River en la cancha de ellos.

Ahora si, yendo a la entrevista, él dijo que nació en Mar del Plata, que su padre era pintor de obra y que vivían a sesenta cuadras de la playa. Que a él no le interesaba la playa, que lo suyo era el fútbol y jugaba a cualquier hora y en cualquier lugar.

Cuando se estaban contruyendo los balnearios de Punta Mogotes, su padre trabajaba allí todo el día y a veces los llevaba a él y a su hermano para que lo acompañaran. Como se estaban haciendo las canchas del Balneario 12, el padre pedía permiso a los dueños y los chicos jugaban allí.

Siguiendo con el relato de Erviti, un día después de un arduo trabajo, el padre les dijo que tenía plata para volver en colectivo a la casa o para tomar una Coca. Ellos eligieron la Coca, entonces tuvieron que volver caminando; a las dos cuadras se querían matar por todo lo que tendrían que caminar.

Hasta allí la anécdota.

¿Será ése el origen del sacrificio de Erviti?; jugar y meter; jugar en cualquier lado de la cancha y volver sesenta cuadras caminado a su casa; ¿eso pasará por su cabeza en cada partido?; la Coca o el colectivo, le había dicho su padre; él eligió la Coca y caminó hasta la casa; se dió el gusto de tomar una Coca fresquita como cuando la para y la pisa adentro del área; y volvió caminando un largo trayecto, como cuando hace de rueda de auxilio del equipo entero.

Ese es Walter Erviti, el mediocampista jugador exquisito y metedor incansable de Boca.

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